jueves, 27 de agosto de 2009

CONFESIONES

Yo confieso ante el blog, todo poderoso y ante ustedes lectores que cuando toco su boca, cuando con un dedo toco el borde de su boca y voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez se entreabriera, peco tanto en pensamiento, palabra, obra... oh misión divina bastarme cerrar los ojos para deshacer su imagen toda y recomenzar, y es mi culpa, sí mi culpa, mi maldita, dulce y gran culpa hacer nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y le dibuja en su cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en su cara, por eso ruego a Santa Cecilia siempre bara, a la sexta, a sus bares y a ustedes compitas que no me falte ese azar que no busco comprender y que por su grandeza coincide exactamente con su boca, oh amigos míos, intercedan por mí ante la noche, nuestra noche, y que su boca siga siendo esa que sonríe por debajo de la que mi mano le dibuja.