jueves, 26 de junio de 2008

ON A STRANGER´S BICYCLE

Los teclados divagan. Look up with smoky eyes. La guitarra hipnotiza. See the stars how they tumble for you. El bajo traspasa al vello capilar. Marterpiece in disguise. La voz, en susurro. But when I turn to you Ooh, you’re already blue. Las miradas fijas. What more can I say Ooh, you’re constantly blue. El pandero guia los pulsos. Wake up, the sun will rise. Four smoky eyes. Long as harvest will grow. Ojos entrando en otros. Every branch, stem, leave and pedal want to share day with you. El saxo, suave lleva al siguiente paso. You won’t remember me. La penumbra. And I won’t rely on you. Four smoky eyes. So let’s take a trip together. Frente a frente. On a bicycle built for two. El resto musicalizando la escena. Every thing is for a while. Espectadores al ritmo de la banda. And if it fell through would you know. Las miradas sobre el momento. Take a number, you stand in line. Su voz extiende sus brazos. Why are you waiting? Dos brazos más devuelven la acción. Why are you waiting? El micrófono cae mientras la danza inicia. You won’t remember me. Dos años atrás. And I won’t rely on you. Siguen siendo azules. So let’s take a trip together. Flashes, sorpresas. On a bicycle built for two. Al oido. Look up, my favorite smoky eyes. La música continúa. See the stars how they tumble for you. La salida a unos pasos. Why are you waiting? Corren entre las nubes mientras el sonido se apaga. Marterpiece in disguise.

viernes, 6 de junio de 2008

CARBURANDO LETRAS

Podría decirte mil cosas. Dulces, empalagozas, acarameladas, hiperglucosas; podría decirte peladeces, vulgaridades, cochinadas; tal vez una que otra sincera, claridosa, franca, autentica verdad. O puede ser que prefieras las dudas, las preguntas, las incertidumbres, las interrogantes. Tristemente de mis dedos sólo brotan redundancias; por la hora, por el sueño, por la música que tengo de fondo: no lo sé. Pero basta, creo, saber que estoy aquí, frente al monitor, expresándome, expresándote.
Los ojos de arena se cierran, me recuerdan que he prometido no escribir nada público a deshoras, no vaya ser que meta la pata y mi dislexia nocturna llegue y no pueda escribir más la palabra wamiki o rizoma o violín o matatena o, muy a mi pesar, sonrisa de luna.