miércoles, 30 de septiembre de 2009

QUÉ SERÁ, QUÉ SERÁ

¿Cuántas frases no se vuelven lugares comunes por el uso debastador que se le da? ¿Cuántas veces se tornan las palabras obsoletas, desgastadas y pierden su sentido primigenio? ¿Y cuántas más nos quedamos con ganas de usarlas por no sonar clichés y poco originales? Hoy quiero usar una de esas frases porque en el fondo, no hay otra que la sustituya en estos momentos: La realidad supera la ficción. Hoy en mi día laboral, me topé con dos acontecimientos que se pierden entre los no creíble y lo tangible y que tristemente algo que pareciese no real, termina siendolo y algo que debiese ser una acción cotidiana, se convirtió en un hecho quimérico. Ahora tú, lector, adivina cuál es cuál.
  1. Una adolescente encontró a una mujer calcinada y decapitada en La Morita, a unas cuadras de mi trabajo. "Lo más loco es la cotidianidad con la que lo platican los morros", me dijo I mientras hablábamos de lo acontecido. Totalmente de acuerdo. Y es que no hay cosa peor que perder el sentido de la sorpresa y adoptar tales sucesos como algo que puede pasar en cualquier momento, hora o lugar. Que se tornen tan de la vida diaria y no nos interese si el muerto fue Chano o Juano. Tristeza frente a tal escenario.
  2. Perdí mi N95 y tras media hora de ausencia, regresó a mí en manos de un niño que lo había encontrado. No sé qué me afectó más, si la pérdida o la honestidad del infante. Mis compañeras y yo no asimilábamos lo sucedido. Yo, desde el principio, daba por perdido el teléfono, pero vino un niño a echarme(nos) la cubetada en el rostro, un niño que a falta de la suciedad que nos caracteriza a los mayores, se paró enfrente y dijo sin decirlo "adultos, ustedes son los jodidos y los que nos contaminan a nosotros, aplíquense".
¿Se pudrirá todo, así, irremediablemente? Pasamos de largo pensando sólo en el primer pronombre personal, y si nos salta en algún minuto el concepto "sociedad", sonará en eco una voz diciendo: "si no me afecta a mí, que todos se vayan al carajo". Cliché o no, insisto, la realidad supera a la ficción.

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